Terminamos el mes dedicado al Santo Rosario. Y con ello quiero
compartir con ustedes toda la información necesaria, para que puedan
rezarlo lo más seguido posible, ya que como sabrán es el arma más
poderosa que pueda ver contra el maligno. Además de llevarles la paz a
sus vidas y a sus hogares.
¿Qué es el Santo Rosario?
Hasta ahora se ha considerado como la mejor definición del Rosario,
la que dio el Sumo Pontífice San Pío V en su “Bula” de 1569: “El Rosario
o salterio de la Sma. Virgen, es un modo piadosísimo de oración, al
alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo que el ángel
le dio a María; interponiendo un Padrenuestro entre cada diez Avemarías y
tratando de ir meditando mientras tanto en la Vida de Nuestro Señor”.
El Rosario constaba de 15 Padrenuestros y 150 Avemarías, en recuerdo de
los 150 Salmos. Ahora son 20 Padrenuestros y 200 Avemarías, al incluir
los misterios de la luz.
La palabra Rosario significa “Corona de Rosas”. Nuestra Señora ha
revelado a varias personas que cada vez que dicen el Ave María le están
dando a Ella una hermosa rosa y que cada Rosario completo le hace una
corona de rosas. La rosa es la reina de las flores, y así el Rosario es
la rosa de todas las devociones, y por ello la mas importante de todas.
El Rosario esta compuesto de dos elementos: oración mental y oración verbal.
En el Santo Rosario la oración mental no es otra cosa que la
meditación sobre los principales misterios o hechos de la vida, muerte y
gloria de Jesucristo y de su Santísima Madre. Estos veinte misterios se
han dividido en cuatro grupos: Gozosos, Luminosos, Dolorosos y
Gloriosos.
La oración verbal consiste en recitar quince decenas (Rosario
completo) o cinco decenas del Ave María, cada decena encabezada por un
Padre Nuestro, mientras meditamos sobre los misterios del Rosario.
La Santa Iglesia recibió el Rosario en su forma actual en el año 1214
de una forma milagrosa: cuando Nuestra Señora se apareciera a Santo
Domingo y se lo entregara como un arma poderosa para la conversión de
los herejes y otros pecadores de esos tiempos. Desde entonces su
devoción se propagó rápidamente alrededor del mundo con increíbles y
milagrosos resultados.
Entre las varias formas y modos de honrar a la Madre de Dios, optando
por las que son mejores en si mismas y mas agradables a Ella, es el
rezo del Santo Rosario la que ocupa el lugar preeminente. Vale la pena
recordar que entre las variadas apariciones de la Santísma Virgen,
siempre Ella ha insistido en el Rezo del Rosario. Es así como, por
ejemplo, el 13 de Mayo de 1917 en un pueblo de Portugal llamado Cova de
Iria, la Santísima Virgen insiste con vehemencia el rezo del Rosario a
los tres pastorcitos, en una de sus muchas apariciones a estos tres
videntes.
Siendo un sacramental, el Santo Rosario contiene los principales
misterios de nuestra religión Católica, que nutre y sostiene la fe,
eleva la mente hasta las verdades divinamente reveladas, nos invita a la
conquista de la eterna patria, acrecienta la piedad de los fieles,
promueve las virtudes y las robustece. El Rosario es alto en dignidad y
eficacia, podría decirse que es la oración más fácil para los sencillos y
humildes de corazón, es la oración mas especial que dirigimos a nuestra
Madre para que interceda por nosotros ante el trono de Dios.
El Santo Rosario prolonga la vida litúrgica de la Iglesia pero no la
sustituye, al contrario enriquece y da vigor a la misma liturgia. Es por
ello, que el Santo Rosario se enmarca como una plegaria dentro de la
religiosidad popular que contiene un gran tesoro de volares que responde
con sabiduría cristiana a los grandes interrogantes de la existencia.
El pueblo latinoamericano es profundamente Mariano, reconoce con una
gran sabiduría popular católica, que llegamos a Jesús Salvador a través
de María Santísima su Madre y desde los mismos tiempos del
descubrimiento y de la conquista de América, se genero una gran devoción
por la Virgen María; en Ella, nuestros pueblos siempre han mirado el
rostro maternal de quien nos trajo la salvación y con la primera
manifestación explicita de la Reina del Cielo en tierra americana, con
rostro y figura de mujer mestiza, en México, se acrecentó aun mayor el
amor y la devoción a ella en todos los países hispano parlantes,
reconociéndola como nuestra propia Madre, llena de amor, de misericordia
y de piedad para con sus hijos. Sentimiento que va en relación directa
con el origen mismo de la Maternidad Divina: María es Madre de Dios
Redentor es también verdaderamente la Madre de todos los miembros de
Cristo, porque Ella colaboro con su amor a que nacieran en la Iglesia,
los creyentes, miembros de aquella cabeza que es Cristo.
El paso del tiempo, las costumbres modernas, y la innovación de
formas de oración, no pueden dejar a un lado el rezo del Santa Rosario.
De hecho, los Santos Padres y los Santos han tenido una profunda
devoción a este sacramental, nosotros como católicos y como amantes de
la Reina del Cielo hemos de ser fervientes devotos del Rosario. Es digno
de recordar que la familia que reza unida permanece unida, Que la
recitación piadosa y consciente del Santo Rosario nos traiga la paz al
alma y nos una más estrechamente a María para vivir auténticamente
nuestro cristianismo.
HISTORIA DEL ROSARIO
En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a
las estatuas que representaban a sus dioses como símbolo del
ofrecimiento de sus corazones. La palabra Rosario significa “Corona de
Rosas”.
Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al
martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus
ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como
símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro
de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada
rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma
de las mártires.
La Iglesia recomendó rezar el rosario, el cual consistía en recitar
los 150 salmos de David, pues era considerada una oración sumamente
agradable a Dios y fuente de innumerables gracias para aquellos que la
rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las personas
cultas y letradas, pero no la mayoría de los cristianos. Por esto, la
Iglesia sugirió que aquellos que no supieran leer, suplantaran los 150
salmos por 150 Avemarías, divididas en quince decenas. A este “rosario
corto” se le llamó “el salterio de la Virgen”.
A finales del siglo XII, Santo Domingo de Guzmán sufría al ver que la
gravedad de los pecados de la gente estaba impidiendo la conversión de
los albigenses y decidió ir al bosque a rezar. Estuvo en oración tres
días y tres noches haciendo penitencia y flagelándose hasta perder el
sentido. En este momento, se le apareció la Virgen con tres ángeles y le
dijo que la mejor arma para convertir a las almas duras no era la
flagelación, sino el rezo de su salterio.
Santo Domingo se dirigió en ese mismo momento a la catedral de
Toulouse, sonaron las campanas y la gente se reunió para escucharlo.
Cuando iba a empezar a hablar, se soltó una tormenta con rayos y viento
muy fuerte que hizo que la gente se asustara. Todos los presentes
pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la catedral,
alzaba tres veces los brazos hacia el Cielo. Santo Domingo empezó a
rezar el salterio de la Virgen y la tormenta se terminó.
En otra ocasión, Santo Domingo tenía que dar un sermón en la Iglesia
de Notre Dame en París con motivo de la fiesta de San Juan y, antes de
hacerlo, rezó el Rosario. La Virgen se le apareció y le dijo que su
sermón estaba bien, pero que mejor lo cambiara y le entregó un libro con
imágenes, en el cual le explicaba lo mucho que gustaba a Dios el
rosario de Avemarías porque le recordaba ciento cincuenta veces el
momento en que la humanidad, representada por María, había aceptado a su
Hijo como Salvador.
Santo Domingo cambió su homilía y habló de la devoción del Rosario y
la gente comenzó a rezarlo con devoción, a vivir cristianamente y a
dejar atrás sus malos hábitos.
Santo Domingo murió en 1221, después de una vida en la que se dedicó a
predicar y hacer popular la devoción del Rosario entre las gentes de
todas las clases sociales para el sufragio de las almas del Purgatorio,
para el triunfo sobre el mal y prosperidad de la Santa Madre de la
Iglesia.
El rezo del Rosario mantuvo su fervor por cien años después de la muerte de Santo Domingo y empezó a ser olvidado.
En 1349, hubo en Europa una terrible epidemia de peste a la que se le
llamó “la muerte negra” en la que murieron muchísimas personas.
Fue entonces cuando el fraile Alan de la Roche, superior de los
dominicos en la misma provincia de Francia donde había comenzado la
devoción al Rosario, tuvo una aparición, en la cual Jesús, la Virgen y
Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo
del Santo Rosario. El Padre Alan comenzó esta labor de propagación junto
con todos los frailes dominicos en 1460. Ellos le dieron la forma que
tiene actualmente, con la aprobación eclesiástica. A partir de entonces,
esta devoción se extendió en toda la Iglesia.
¿Cuándo se instituyó formalmente esta fiesta?
El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto,
en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Los cristianos sabían
que si perdían esta batalla, su religión podía peligrar y por esta razón
confiaron en la ayuda de Dios a través de la intercesión de la
Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el
rosario por la flota. En Roma estaba el Papa despachando asuntos cuando
de repente se levantó y anunció que la flota cristiana había sido
victoriosa. Ordena el toque de campanas y una procesión. Días más tarde
llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano.
Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias
el 7 de octubre.
Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el
de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer
domingo de Octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente
se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre y algunos dominicos
siguen celebrándola el primer domingo del mes.
FUERZA DEL ROSARIO
A lo largo de la historia, se ha visto como el rezo del Santo Rosario
pone al demonio fuera de la ruta del hombre y de la Iglesia. Llena de
bendiciones a quienes lo rezan con devoción. Nuestra Madre del Cielo ha
seguido promoviéndolo, principalmente en sus apariciones a los
pastorcillos de Fátima.
El Rosario es una verdadera fuente de gracias. María es medianera de
las gracias de Dios. Dios ha querido que muchas gracias nos lleguen por
su conducto, ya que fue por ella que nos llegó la salvación.
Todo cristiano puede rezar el Rosario. Es una oración muy completa,
ya que requiere del empleo simultáneo de tres potencias de la persona:
física, vocal y espiritual. Las cuentas favorecen la concentración de la
mente.
Rezar el Rosario es como llevar diez flores a María en cada misterio.
Es una manera de repetirle muchas veces lo mucho que la queremos. El
amor y la piedad no se cansan nunca de repetir con frecuencia las mismas
palabras, porque siempre contienen algo nuevo. Si lo rezamos todos los
días, la Virgen nos llenará de gracias y nos ayudará a llegar al Cielo.
María intercede por nosotros sus hijos y no nos deja de premiar con su
ayuda. Al rezarlo, recordamos con la mente y el corazón los misterios de
la vida de Jesús y los misterios de la conducta admirable de María: los
gozosos, los dolorosos, los gloriosos y los luminosos. Nos metemos en
las escenas evangélicas: Belén, Nazaret, Jerusalén, el huerto de los
Olivos, el Calvario, María al pie de la cruz, Cristo resucitado, el
Cielo, todo esto pasa por nuestra mente mientras nuestros labios oran.
Fuente: Catholic.net