martes, 26 de febrero de 2013

¿Eres como el Buen Pastor?



  
Las lecturas de la Celebración del Apóstol San Pedro nos hacen enfocarnos en la calidad de liderazgo llamado "Pastorear".
 
Nuestros sacerdotes son los pastores de la parroquia. El obispo es el pastor de los sacerdotes y todos los parroquianos de la diócesis. El Papa es el pastor del mundo - él es Cristo Jesús el Buen Pastor para todos hoy, en imitación de él, en obediencia a él, y como una voz hablando por él, heredando el rol de nuestro primer papa, San Pedro.
 
Todos los lideres - clero y laicos, religiosos consagrados y seculares - son llamados a imitar el estilo de Jesús de pastorear.  Los padres lo deben de hacer al pastorear a sus familias. Los maestros lo deben hacer cuando pastorean sus clases. Los empleadores lo deben hacer cuando pastorean a los que trabajan bajo su autoridad. Las secretarias lo deben hacen cuando pastorean a la gente que entra a la oficina. ¿Cómo te sirve Jesús? Así es como debemos pastorear a los demás. El Buen Pastor es cariñoso. Él protege a su rebaño. Él guía a sus ovejas a campos seguros. Él va tras los perdidos y los busca. Él carga a los débiles durante las dificultades. Él lucha contra los lobos y los vence con el poder de Dios. Siempre alerta para hacer un buen trabajo, el confía en el Espíritu Santo que los empodera. En imitación de Cristo, nos preocupamos por cada "oveja" y "corderos" en nuestras vidas. Los guiamos tomando un interés activo en sus problemas y ofreciéndoles la sabiduría que hemos obtenido de la experiencia y del Espíritu Santo. Encontramos maneras para llenar los espacios de la división, es decir, buscando "al perdido". Permitimos que se apoyen en nosotros cuando están débiles o se sienten que nadie los quiere o agobiados por las dificultades. Oramos por ellos, ayudándolos a vencer a los demonios que los atacan como lobos. O denunciamos a los burlones que atacan su alegría y dignidad. Mientras tanto, continuamos trabajando en nuestro propio proceso de sanación y crecimiento espiritual - lo más que se pueda - para que podamos disminuirnos y que el Buen Pastor aumente en nosotros por el bien de ellos. Aprendemos a cómo cuidar mejor de nuestro rebaño por medio de la compasión que obtenemos entendiendo nuestro propio dolor, nuestros propios momentos de ser atacados por los lobos, nuestra propia necesidad de ser guiados a campos más seguros - y haciendo todo lo posible para sanar y aprender de estas dificultades. En cualquier manera que Jesús nos ha pastoreado, está es la única manera de pastorear exitosamente a los demás. 

Jornada de Oración en la Red



Con motivo de la situación que esta atrevesando nuestra Iglesia se ha organizado una jornada de oración en la red, por las siguientes intenciones:


En general: por la Iglesia Católica, por el Papa Benedicto XVI, por todos los Cardenales que han de participar en el próximo Cónclave y por quien haya de ser el próximo Papa.

En particular: por las intenciones enviadas (ahí podrán ustedes colocar su petición de oración)
Y también hay espacio en esa página para que si quieren unirse a estas oraciones coloquen como quieren participar:

Rezando:
    1 decena del rosario (1 misterio diario)
    1 Corona del Rosario (5 misterios diario)
    Viacrucis los viernes
    Coronilla de la Divina Misericordia (diario)
    Otro:

Incluso los Sacerdotes si quieren pueden colocar estas peticiones en sus intenciones de las Misas que celebren.


Este es el link de la página: http://webdirblogscatolicos.blogspot.mx/p/red-oracion.html

También ahí encontrarán botones para colocar en su blog, para difundir y avisar a más personas que se quieran unir, ya que pueden unirse aunque no tengan blog.

Esperemos en Dios que todo salga bien y muchas personas participen.

lunes, 25 de febrero de 2013

Para Meditar en Cuaresma



“QUE EL AMOR NO SEA DESPERDICIADO”"Carta de Cuaresma escrita por Madre Adela,Fundadora SCTJM y FCT
 
Queridos hermanos y hemanas:
El Señor en su infinita sabiduría ha permitido que escriba esta carta precisamente en la fiesta de los Beatos Jacinta y Francisco, pequeñoscorazones llamados a ofrecerse como sacrificios vivos de amor y reparación a los Corazones de Jesús y María. Tan heroica vocación solo puede surgir de una particular contemplación del precio tan alto que estos Dos Corazones han pagado por nosotros.  Precio que se identifica con la misión singular de cada uno. El precio que el Corazón de Jesús, el Redentor del Hombre, paga tan altamente, es el precio del Amor del Dios hecho Hombre, que culmina de forma visible en la Cruz, en la entrega de Su Sangre, de Su Cuerpo, de Su Vida y de Su Corazón, para salvar al hombre, para devolver a la humanidad la grandeza y la belleza de su dignidad original: restaurar la belleza de la imagen y semejanza de Dios en nuestras almas y para abrir para siempre las puertas de Nuestro Hogar: la Casa del Padre. El precio que el Corazón de María, Madre del Redentor, paga tan altamente, es el precio del dolor materno, es cruz materna, es traspaso materno… Es amor totalmente unido al amor del Corazón de Su Hijo, es amor que en El y con El, es todo para el Padre y todo para los hombres.
Los Corazones de Jesús y María, el Corazón del Redentor y el Corazón de la Madre del Redentor nos han amado hasta el extremo, el extremo propio del amor Redentor del Dios hecho Hombre, y del amor Materno de la única criatura concebida Inmaculada. Ellos nos han amado hasta el extremo, y esto significa que el amor redentor de Cristo, amor cuya potencia es la fuerza de Su Misericordia, y el amor materno de María, cuya potencia es la fuerza de la maternidad inmaculada, no tiene límites, no conoce límites, no se origina en límites, no se define por límites y no se limita cuando la humanidad no recibe su amor, o incluso lo desprecia, lo rechaza, lo ignora… o simplemente, no lo atesora, no lo cuida, no lo guarda celosamente y lo desperdicia. El amor de los Corazones de Jesús y María es un amor que “todo lo soporta, todo lo espera, todo lo cree”… (1 Cor 13). Es amor misericordioso, es amor puro, es amor incondicional, es amor fiel, es amor que se da y se da sin reservas. Es simplemente y ciertamente, amor.
Creo que una gracia que los Beatos Jacinta y Francisco, junto con la Sierva de Dios Sr. Lucía, recibieron como fruto de las Apariciones de Nuestra Señora en Fátima, fue la de contemplar profundamente este misterio del amor y del dolor de los Corazones de Jesús y María. El misterio del amor que siempre paga un precio muy alto por el amado, el misterio del amor que no es amado, el misterio del amor que no es recibido con gratitud y reverencia… el misterio de las espinas que rodean esos Corazones significando los pecados de la humanidad, la dureza, la ligereza, la ingratitud, la rebeldía, la soberbia, la insolencia, la indiferencia, la superficialidad, el abuso de su amor y el desperdicio de su gracia, que tanto cuesta… Oh, cuánto se desperdicia el amor de Sus Corazones, cuánto se desperdicia el amor, cuánto se desperdicia cada don que proviene del amor.
Con este sentido, con esta contemplación del amor que es desperdiciado, creo que el Señor mismo nos ha introducido en esta Cuaresma. En el Cenáculo del día 29 de enero recibimos una palabra profética muy profunda y dolorosa, por lo menos puedo decir que lo fue para mi corazón. Fue la noche en que el Señor nos llevaba a contemplar la fuerza del amor que brota de Su Corazón cada vez que El nos comunica una gracia, una palabra, un don, un llamado, cada vez que siembra una semilla en el terreno de nuestros corazones... Pero también nos mostraba su dolor cuando esta semilla no era recibida con amor y responsabilidad, cuando no la atesoramos, cuando no la guardamos con cuidado, cuando la recibimos con superficialidad, cuando no cooperamos para que ella crezca, sino que la dejamos asfixiarse en las espinas de nuestra ligereza, orgullo, comodidad, lentitud o falta de generosidad. Sí, contemplamos el dolor del Corazón de Jesús por todos los dones de su amor que han sido desperdiciados, asfixiados, ahogados o no desarrollados, por la falta de responsabilidad y cuidado del terreno del corazón. Junto con el dolor del Corazón Traspasado del Redentor, de donde brotan todas las gracias y dones, también pudimos contemplar el dolor materno de la Virgen… ¿Cómo no conmovernos ante la imagen que recibimos de la mano herida y sangrante de la Virgen, rasgándose entre las espinas de nuestro corazón, para llegar a preservar la semilla plantada por su Hijo? ¿Cómo no conmovernos ante ese amor materno, que paga cualquier precio, lo arriesga todo, no escatima en sufrir y batallar “con su talón herido”, por preservar todas las gracias, los dones, las semillas que han sido plantadas en nuestro corazón? ¿Cómo no sentir la responsabilidad propia de quien ama, de no dejar que la semilla se asfixie, se oprima, se seque por la superficialidad del terreno, y no dé fruto por la falta de abono y fertilidad del terreno? ¡El Amor no puede ser desperdiciado! ¡Tanto amor no puede tomarse a la ligera! ¡Tanto amor no puede usarse y tirarse! ¡Tanto amor debe amarse y responsablemente cuidarse y hacerle crecer!
Es mi más profundo sentimiento en esta Cuaresma, que todos  y cada uno según las exigencias del amor y la responsabilidad de su propia vocación, nos dispongamos a ser un terreno bueno, generoso, disponible, profundo y fértil, para que ninguna “semilla” que proviene del amor del Corazón de Cristo caiga entre espinas, piedras, tierra  superficial o ligera… Que su Misericordia, manifestada en un torrente de continuas gracias y palabras, enseñanzas y oportunidades de servir, sea acogida con gran gratitud y responsabilidad. Esta Cuaresma debe ser para nosotros un tiempo de trabajar en el terreno del corazón, de eliminar las espinas, remover las piedras, poner más tierra y abonar con virtudes y penitencias el terreno, para que sea más parecido al corazón de Nuestra Madre, terreno donde la “semilla” fue plenamente recibida, cuidadosamente atesorada y plenamente fecunda. 
Quisiera invitarlos a dedicarse a trabajar el terreno del corazón a través de las siguientes pautas (ustedes deben de buscar su aplicación personal y muchas más que sean las necesarias para la conversión y transformación de su terreno).
Un camino de amor y responsabilidad
1. Conocimiento del terreno personal: Un profundo examen de conciencia basado en el conocimiento pleno de nuestro terreno (corazón) y cómo hemos cuidado todos los dones que hemos recibido personalmente y en nuestras familias.

2. Poner 7 Pilares: Basado en este examen, escribir 7 virtudes concretas (honestidad, prudencia, docilidad, humildad, mansedumbre, etc.) que van a purificar el terreno y desmoronar las espinas y piedras. Ofrecer al Señor construir estas virtudes en nuestros corazones, ponerlas en práctica y llevar un pequeño recuento por escrito de cómo las vivimos a diario o cómo las fallamos.

3. Ante la Eucaristía, pedir por el terreno de nuestro corazón: Para los que les sea posible, aunque fuese 15 minutos, les invito a ir tres veces por semana al Santísimo Sacramento, a ofrecer nuestro amor, consolación y reparación a los Corazones Traspasados, particularmente por “las semillas” que no hemos cuidado o profundizado, y que por lo tanto, no han dado su fruto apropiado. Pidamos ante el Corazón Eucarístico, que todos seamos un verdadero terreno mariano, puro, sano, generoso, disponible, fuerte y fecundo.

4. Ayuno y penitencias para remover las piedras del terreno: El ayuno, vivido con disposiciones interiores y exteriores, es un arma poderosa para purificar el corazón de apegos corporales, apegos de la voluntad, apegos de los apetitos y desórdenes afectivos, y de los “apegos al yo”; también tiene un valor de reparación y protección muy poderoso. Hay muchas semillas, muchas gracias que han sido desperdiciadas, también hay muchas gracias para las que debemos preparar el camino de nuestro propio corazón, y hay mucho que el Señor desea hacer en nosotros y debe vencer la oposición de los tres enemigos de nuestras almas: el demonio, la carne y del mundo… debemos ayunar y hacer batalla para remover las espinas y las piedras, y para dar libertad a la gracia en nuestra corazón. Les invito a tener una cuaresma penitencial, basada en el reconocimiento sincero de la necesidad de conversión que cada uno tenemos.

5. Silencio para recibir la semilla y guardarla: En un mundo de tanto ruido, empezando por nuestro propio interior, necesitamos un tiempo donde creemos un espacio de silencio para Dios, su Palabra, su Voz… Les recomiendo y según sus posibilidades, pues sé que los padres con niños pequeños no pueden hacer grandes opciones en esta área, que se tomen un tiempo extra al día, para tener silencio. Quizás significará cortar un poco las horas de TV o de hablar por teléfono… Cada uno sabe dónde están sus ruidos… Traten de darse un poco más de silencio, para que sus almas puedan aprender el lenguaje poderoso del silencio, que forma y transforma el lenguaje humano, que lo purifica, lo eleva, lo santifica y lo ordena. El lenguaje que proviene de escuchar a Dios hablarnos se transforma en un medio fundamental de edificación de la civilización del amor. Guarden silencio y eviten las palabras que no edifican, que no elevan, que no abren espacio al diálogo sincero; las palabras que sobran o que no son las que revelan la dignidad de la persona humana. Un silencio que nos permita escuchar y guardar el misterio del amor de los Corazones Traspasados.

6.Contemplar al Amor Misericordioso, para atesorarlo y no desperdiciarlo: La Misericordia de Dios, de la cual la Virgen es reflejo materno, no tiene límites, por ello es nuestra responsabilidad no desperdiciarla, no jugar con ella, no abusarla, más bien dejar que esa Misericordia se convierta en el mayor tesoro de nuestro corazón y nos convierta en canales de Misericordia. Quisiera invitarlos, ya que esta Cuaresma nos prepara para la peregrinación hacia el legado de Juan Pablo II y al Domingo de la Misericordia, que tengan como lectura espiritual esta cuaresma la Encíclica “Rico en Misericordia”, de Juan Pablo II, y el Diario de Santa Faustina. Así, todos caminaremos juntos hacia el Corazón Traspasado de Cristo, fuente de Misericordia, contemplando el gran precio que cuesta la Misericordia, y cuánto la Virgen conoce este gran precio que ha pagado su Hijo.

7.No permitir que Nuestra Madre se rasgue la mano protegiendo la semilla: Quisiera invitarlos a que renueven su consagración a la Virgen, para que le den plena libertad a Ella de cuidar, enseñar, corregir y trabajar en el terreno. También, los invito a rezar el Santo Rosario a diario en reparación por todos sus sufrimientos maternos, especialmente cuando “la semilla” que su Hijo planta en nuestros corazones no encuentra el terreno preparado, el terreno listo para acoger y para dar fruto. Queridos hermanos y hermanas, mis palabras son simplemente un pequeño fruto de un terreno que desea vivir para que el Amor de los Corazones Traspasados no sea desperdiciado… ¡El amor no puede ser desperdiciado! Es nuestro don y nuestra tarea hacer de nuestro corazón un terreno donde el amor sea recibido, sea cuidado y sea fecundo. 

Que esta Cuaresma consolemos y reparemos al amor que ha sido desperdiciado, y lo hagamos con amor y responsabilidad, verdaderamente preparando, limpiando, abonando el terreno de nuestro corazón.
Que todos seamos una  ofrenda de amor y consolación al amor de los Corazones Traspasados.
Madre Adela
Fundadora SCTJM y FCT

 

La Desesperación


 

La desesperación es lo peor que nos puede pasar después del pecado, porque con ella cerramos la puerta a la Misericordia de Dios, y nos condenamos voluntariamente al Infierno eterno.

Hay que tener mucho cuidado con la desesperación, que fue lo que llevó a Judas Iscariote a suicidarse, en lugar de ir a los pies de Jesús crucificado a ser perdonado por Él.

Muchas veces la desesperación nace del orgullo, de la soberbia, porque somos incapaces de hacer un acto de humildad, de humillarnos ante Dios pidiendo perdón.

Otras veces la desesperación viene de percibir mal la realidad, o de juzgar a Dios como le juzgaba ese siervo malo y perezoso, que enterró su talento, y creemos que Dios es malo y vengativo, y no conocemos a Dios como el Padre bondadoso, dispuesto a perdonarlo TODO si vamos a Él arrepentidos.

¿No recordamos la historia del hijo pródigo? ¿Cómo el padre esperaba a su hijo y le vio desde lejos y corrió a su encuentro?

También nosotros, al pecar, nos vamos de la casa paterna, nos alejamos de Dios, pero no es Dios quien se aleja de nosotros, sino nosotros nos alejamos de Él. Entonces tenemos que saber que ese Dios, ese Padre está esperando con ardor nuestro regreso. E incluso se pone más contento por nuestra vuelta, que por el hijo justo que jamás se alejó de Él.

Vayamos al Padre misericordioso, a Dios nuestro Señor, con el alma humillada por nuestros pecados, y no esperemos reprimendas sino un gran amor y predilección de Dios. Si no creemos esto, hagamos la prueba y lo comprobaremos


Fuente: Blog María Madre Celestial

martes, 12 de febrero de 2013

Obediencia…¿Conocemos la palabra?



Con la noticia reciente de la renuncia del Santo Padre Benedicto XVI, muchos saltamos consternados, sorprendidos, abrumados; es una GRAN noticia, nadie puede negar eso. Y nos preguntamos ¿Por qué?, pero y ¿El sacrificio?, pero ¿Qué no debe de ser Papa hasta morir? Y más.

Otros saltaron a la defensiva, ya viendo venir el ataque de los que se aprovechan de cualquier cosa para atacar la Iglesia católica.

Otros comenzaron las cadenas de oración, orgullosamente poniendo en alto lo que realmente significa amar al prójimo, sin importar que pasa alrededor. Apoyar al Papa, sin importar porque lo hizo, agradecer al Papa por su labor, etc. He aquí el buen ejemplo a seguir. Porque el ataque viene fuerte. Sepamos defender nuestra FE.

Para los que no sabemos o no entendemos, he aquí como debemos de actuar para mejorar.

Lo primero que decimos los católicos es que somos: “Católicos, Apostólicos y Romanos”. ¿Somos los tres, realmente?, ¿Conocemos que significa esto? ¿Sabemos que debemos de respetar y OBEDECER como nuestro Santo Padre nos guía? Nos guste o no nos guste.

Creo que aquí comienza todo conflicto dentro de los católicos y el resto del mundo. Hace miles de años, después de la resurrección de Jesucristo, TODOS eran católicos, siguiendo la nueva iglesia de San Pedro… Hasta que vino UNO y se reveló, por no OBEDECER lo que la iglesia le dictaba. Creó su propia secta y lo demás es historia…

Ahora, mantenemos el mismo conflicto, nos cuesta obedecer; creemos que obedecer significa HUMILLARSE usando mal el sentido de la palabra. Cuando significa señal de sumisión y acatamiento, pero para muchos esto es vergüenza, ser tonto e inútil. Jesús es el maestro y fue humillado. La humillación nos hace humildes, nos hace humanos, nos hace tolerantes y en este mundo hay que saber tolerar.

No importa si el Vaticano se equivoca, no importa si nuestra comunidad religiosa es corrupta, no importa si son injustos, infieles…Jesús ya tomó nota de todo eso y a Él le darán cuentas estas personas cuando sean juzgadas por Dios.

Nuestro trabajo no implica, criticar, desobedecer y ahuyentar al hermano. Nuestro trabajo implica: ORAR, apoyar, guiar con paciencia y amor al prójimo en su camino siempre que podamos.
El Santo Padre Pio de Pieltrecina. ¡GRAN HOMBRE! Gran Santo, gran católico. Mejor ejemplo de un buen católico no puede haber más que él. OBEDIENTE ¡siempre! Y por eso está donde está, disfrutando la santa gloria del cielo.

Castigado por el Papa y él siempre, obediente.
Juzgado por la misma Iglesia y el siempre, obediente.
Criticado por sus hermanos Capuchinos y él siempre, obediente.

Todo cae por su propio peso, si algo está malo, caerá por su propio peso, pero no seas TÚ el causante de cualquier tragedia que afecté a terceros, porque tú pagaras por tus actos. No hay acción, sin reacción.

¿Qué pide la Virgen María repetidamente? ORAR
¿Qué hacia Padre Pio todo el día? ORAR
¿Qué nos enseñó Jesucristo? ORAR

Por oración, hay sanación, hay milagros, hay unión, hay esperanza.

Tratemos de obedecer a nuestro párroco, nuestra comunidad, nuestros jefes, nuestra iglesia. Tratemos ser católicos de verdad.

Este es un buen momento para obedecer, es un buen momento para subir un escalón más en nuestra santidad. Aprendamos a acatar sin preguntar o juzgar.

Aprendamos, aprendamos, aprendamos.
Bendiciones,

Obediencia. Según La Real Academia Española

(Del lat. oboedientĭa).
1. f. Acción de obedecer.
2. f. Especialmente en las órdenes regulares, precepto del superior.
3. f. En las mismas órdenes, permiso que da el superior a un súbdito para ir a predicar, o asignación de oficio para otro convento, o para hacer un viaje.
4. f. En dichas órdenes y en las congregaciones religiosas, oficio o empleo de comunidad, que sirve o desempeña un religioso por orden de sus superiores.
~ ciega.
1. f. obediencia que se presta sin examinar los motivos o razones de quien manda.
~ debida.
1. f. Der. obediencia que se rinde al superior jerárquico y es circunstancia eximente de responsabilidad en los delitos.
acatar ~.
1. loc. verb. ant. Tenerla o rendirla.
a la ~.
1. expr. U. como fórmula de cortesía para indicar sometimiento al gusto de otro.
dar la ~ a alguien.
1. loc. verb. Sujetarse a él, reconocerlo por superior.

miércoles, 6 de febrero de 2013