En memoria de Tía Haydeé y Tío Samuel

Tía Haydeé y Tío Samuel, QEPD


Ésta página me va costar un poco, pero creo que se los debo a mis tíos. En conmemoración por su onceavo aniversario de fallecimiento en el terremoto del 13 de enero del 2001 en El Salvador. Una semana antes había almorzado en su casa de despedida por mi viaje a Chile, sin saber que era nuestra despedida de por vida.
Ese día yo me encontraba en Santiago de Chile, estaba sola ya que mi esposo seguía en El Salvador terminando sus vacaciones navideñas, yo me tuve que regresar antes a Chile por mis clases de maestría.
Recuerdo recibir una llamada telefónica de mi mamá, que me decía: “acaba de temblar en El Salvador, y algo malo le ha pasado a Haydeé”. Cuando escuche eso, se me paró el corazón y le dije a mi mamá que se tranquilizara, que mejor se asegurará antes de preocuparse y comenzamos a tratar de llamar a El Salvador…imposible la conexión. Hasta que un compañero mío de clases me prestó su computadora para buscar noticias sobre el “Temblor”. Al momento vimos que había sido un terremoto de 7.9 grados en la escala de Ritcher que duró 45 segundos, un sábado a las 11.35am.
Cuando vi las imágenes del mayor desastre del terremoto fue cuando entendí la llamada de mi mamá (ella vivía en ese tiempo en EEUU). La mayor mortandad se centra en la zona residencial La Colina, construida al sur de la ciudad de Nueva San Salvador o Santa Tecla, donde un alud cae sobre cientos de casas y soterra a casi medio millar de personas. Entre ellos, ¡mis tíos!
Justo en el momento del terremoto mi mamá estaba hablando por teléfono con su hermana, cuando mi tía le dijo: “está temblando”, escucho un ruido extraño y se cortó la llamada…mi mamá se quedó gritando: “¡Haydeé, Haydeé!”
No quiero detallar muchas cosas personales e intimas y dolorosas de familia que sucedieron. Mi historia va al punto desesperante al que llegue yo (creo que aquí se identifican muchas personas) y fue el cuestionarme si en realidad Dios existía y si existía, porque permitía que sucedieran estas cosas. ¿Por qué le pasan cosas malas a gente buena?
Mis tíos eran las personas MAS buenas que yo he conocido en mi vida. Tío Samuel era Pastor de su iglesia evangélica, mi tía, una excelente esposa, madre, amiga y para mi: una gran tía.
Al estar yo sola en un país extraño, lejos de mi tierra, SOLA, sin poder regresar a mi país porque el aeropuerto nacional estaba dañado, carreteras junto a las fronteras con Guatemala y Honduras estaban dañados, dejando solo entrada a la ayuda internacional, por lo tanto entre en pánico, depresión y cuestione todo lo que podía cuestionar.
Y es aquí donde sucedió lo más maravilloso que me pudo haber sucedido en un momento como este. De alguna manera quede dormida y soñé… soñé con mis tíos. Mi tía Haydeé apareció primero, con su bella sonrisa diciéndome que no me preocupará que ellos estaban bien; luego me dijo que mi tío quería hablar conmigo y apareció él en mi sueño queriéndome hacer reír (porque esa era la especialidad de él, hacer reír a la gente). Lo que me impacto fue lo que me dijo en el momento: “no te sientas mal, estamos bien y felices. Dios SI existe, estamos con él. El cielo existe y no dudes de tu religión, aunque todas llegan a Dios (queriendo decir que todos quienes aman a Dios, llegan a Dios, así lo entendí yo), estas en un buen camino, sigue con tu fe, sigue creyendo, no llores más”
Al día siguiente amanecí con gozo en mi corazón y entendí que ellos estaban bien, me dejaron un mensaje de paz y me fortaleció para enfrentar lo que venía. Ahora entiendo que ellos ya son SANTOS, ángeles guardianes que están haciendo su trabajo desde donde deben de estar, en la Gloria de Dios. Y si digo Santos, es porque el último empujón a mi infertilidad yo se lo pedí a mi tía… ya que ella estaba allá con el Señor, que me echará la mano en quedar embarazada y así fue… un mes después estaba embarazada.
Residencial Las Colinas en Santa Tecla, La Libertad, El Salvador. Terremoto 2001

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